Elaboración de Pinole: Las vueltas del burro y de la vida

Por: Franco

Nacidos y criados en un sitio donde las pautas de la vida están limitadas por normas de riesgos civiles, por construcciones de paredes gruesas para vivir en privacidad, en donde la leche bronca está prohibida, en donde el bacanora no etiquetado se esconde de Hacienda,  y donde lo que crece en los árboles vive ahí y muere en el piso, olvidado, tendemos a ignorar que el pasado fue agreste, que el huevo se saca de la gallina y la machaca estuvo tendida un “buen rato”, ahí en el patio,  que el chiltepín es bueno para la circulación porque así lo dice mi abuelo, y que las culturas no todo el tiempo están resistiendo a su desaparición. “Mira mis dientes, los tengo blancos por la leche, yo no tomo esas leches que venden, yo tomo leche de vaca”, nos dijo una señora cuando platicábamos de los viejos o bueno hábitos de la cultura alimentaria.

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En esta ocasión nos tocó visitar Huásabas, un pueblo de la sierra de Sonora escondido entre curvas y paisajes profundos, lejanos y abiertos. Ya me habían invitado a visitar las Tahonas de pinole en Huásabas. Lo imaginaba bonito, lleno de sabor, pero no me esperaba la complejidad de su proceso. Desde el campo, hasta la piedra.

DSC03278DSC03281Flores y frutos en el patio de Carmela.

Fuimos a casa de la tía Carmela (no es mi tía pero así le digo ya). Después de perderme entre los árboles de manzanas, peras, toronjas, naranjas, entre los azahares, limones, nísperos, granadas y entre los deseos de tener un patio así, la encontramos. Linda en su vestir y aún más linda en su tono de voz, ni siquiera se acordaba de Angélica (mi guía) y aun así, la saludó con gusto y nos invitó a pasar a su ramada, justo donde el maíz se desgrana. «¿Quieren ver donde hacemos el pinole?” preguntó. Después de mi emocionado sí, nos llevó a ver el espacio: una estufa de hierro elaborada en Chihuahua, una mesa grande para sentarse a platicar y a tomar café, y un par de piedras sobrepuestas que han forjado la historia familiar de los Higuera: la tahona (pronunciada como: tauna).

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En el libro Historia General de España y América: Los primeros Borbones, se menciona el Zacatecas del siglo XVIII como la ubicación de la primera tahona. El mecanismo cumplía la función de moler minerales: “era un aparato sencillo, consistente en cuatro pesadas piedras, rectangulares y planas, unidas a una pieza giratoria que se movía sobre una base por tracción animal. El rozamiento de las piedras sobre la base operaba como un molino”.

Con pequeñas diferencias en su arquitectura, la tahona de la familia Higuera consiste en dos piedras circulares montadas sobre una base de cemento que funciona como receptáculo. La piedra superior tiene una abertura donde se coloca un embudo hechizo, y en el cual se colocan los granos, semillas, o bien, las palimitas provienentes del maíz reventador que servirán como materia prima y única para el pinole. La piedra inferior, en cambio, está conformada por pequeñas canaletas que van a dar al receptáculo de la base. Una vez que se activa el mecanismo de rotación en la piedra superior, facilitado por el movimiento en círculos de un burro, los granos van triturandose hasta alcanzar un grosor tan mínimo, que sale volando con e mínimo respiro.

«Vengan mañana temprano para que vean como funciona», nos dijo Carmela. Nos fuimos a dormir emocionados, lo que nunca pasa cuando hay que levantarse antes de que lo haga el sol.

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Temprano sonó la alarma y ya de entrada me perdí la ordeña del día. Me gané una buena regañada pero cuando sonó la alarma nuevamente, rápido agarramos el camino. Llegamos con la tía Carmela, una construcción en la parte de atrás de su casa albergaba la llamada ramada. Es un sitio cerrado, un cuarto contiguo donde se tiene la tahona y todo lo necesario para cocer la palomita. El burro se trae desde otro patio y ahí lo sujetan a la estructura. Se le tapa la vista, Ricardo dice que es “para que no se atarante”. Y así, el burro comienza a dar vueltas alrededor de las piedras.

Lo primero fue ofrecernos café. Servido en la mesa, platicamos de aquellas personas que las familias podrían tener en común: primos, tíos, hermanos y amigos de su vieja escuela. Las anfitrionas, tando de hospedaje como de la tahona, se preguntan cómo están, en donde están, qué están haciendo, y sí algunas personas siguen siendo igual de «baquetonas, vagas, tomadoras, risueñas o vivitas». Esas conversaciones siempre traen implicitas las risas y las anécdotas. Lo extraño es que la plática te hacen sentir que conoces a las personas, que puedes opinar, e incluso que te gustaría ver y hablar con esos conocidos.

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Salimos para despejar el ruido y platicar. A un lado de donde nos sentamos para poder entrevistar a Ricardo , ajustado a una gran tina de metal, estaba un aparato hechizo. «Es un desgranador, ahí se coloca el maíz y se mueve la palanca», dice haciendo gestos con sus manos. En ese desgranador se retira el olote de cada grano, y este queda listo para reventarse como palomita.

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«Poco más de 40 años», eso es lo que llevan haciendo pinole Ricardo y Carmela. Poco después de su matrimonio fue como empezó la historia. Él siempre ha trabajado la tierra, su papa era muy pobre y cuando falleció, la tierra la fue heredada para continuar su vida en el campo.

La vida está hecha de experiencia y cada palabra de esta pareja me recordaba lo que algún día todos aspiramos: a la felicidad y a estar “a gusto”, combinación de palabras que en Sonora se enuncia para expresar estado de comodidad pleno. La dejo aquí porque el siguiente video me mueve a invitarlos a que lo vean, espero que signifique tanto para ustedes como lo es para nosotros. En Tierras de Fuego te agradecemos cada palabra que lees y cada recuerdo que a través de nosotros traes a la vida. Hay muchos secretos tras hacer el pinole y algún día de estos tendremos la oportunidad de compartirlos. Por hoy, por hoy hay que escuchar lo que nos dicen y disfrutarlo como con un vaso de leche.

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Mercados de aromas e historias infinitas: Del regionalismo en espacios públicos

Por: Franco

Los mercados son olores y sabores, son palabras que nunca se lleva el viento, arquitectura ecléctica y economía local, son alimentación clásica y música tradicional, modernismo indefinido y adaptaciones culturales infinitas.

DSC02082                                                                                                    Mercado Jamaica, D.F.

He viajado por México y sólo he podido Seguir leyendo

QUELITES REGIONALES: VIDA, NUTRICIÓN Y CULTURA

Por: Franco

En tierras fértiles, contiguas a los ríos y milpas, crecen sin permiso unas ramitas bien particulares. Cada población que las incorpora en sus prácticas alimentarias reconoce su potencial en sabor y nutrientes. Llenan las mesas mexicanas con olores y texturas atribuibles a la gran variedad de suelos y aguas en los que se reproducen. Los quelites, del nahuatl quilitl, son un vínculo entre lo inesperado de su crecimiento, y lo estructurado de nuestra cocina.

La cocina permita la reflexión y el alimento es un condicionante de nuestro futuro. La historia moldea quienes somos y no es en vano, hoy comer habla de ti como de mí. Si la tierra nos da de que hablar y el cultivo nos da con qué seguir, la vida de un espacio se la dan las interacciones de sus habitantes. Hoy nos gustaría recordar nuestros espacios a través de la sustentabilidad de la comida, y no hablo de que cada uno de nosotros cultive ingredientes en su traspatio o huerto urbano, hablo de dar una vuelta en la memoria y en los mercados para conocer la conformación de una parte de la cocina regional. No quedan tantos lugares  de comercialización en donde podamos conseguir estos alimentos como para confiarnos en que siempre van a existir en las cocinas urbanas. Después de todo, la vida no es tan larga, por lo tanto no comas mañana lo que el Valle del Yaqui, el río, San Pedro, Nacori Chico, San Pedro de la Cueva, Carbó, Caborca, Huatabampo y todo aquello que te rodea, te da hoy.

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Los quelites son un tema Seguir leyendo

MIMOSA DE LA COSTA

Por: Franco y Araux

De origen parisino y listo para el noroeste cálido, la mimosa es una de las bebidas favoritas para festejos y disfrutes espontáneos. Para esta receta intentaremos unificar las creaciones lejanas con la disponibilidad alimentaria cercana. La adaptación de prácticas extranjeras a costumbres locales tiende a llamarse «regionalización», «apropiación», y «tropicalización»; otros prefieren llamarlo «connaturalización». Al final del día importa, será más importante disfrutar lo bello que es reinventar nuestra cocina con todos los elementos  e ideas que tengamos a la mano.

Gran parte de los cócteles y de los platillos clásicos tienen una visión difusa en la historia del mundo. Las versiones de la comida que usualmente son difundidas responden a romantizaciones y eventos claves de alguna mente en particular, de algún error, o de alguna idea extravagante. Sin embargo, la mimosa tiene un poco más de claridad pues es un derivado del Buck’s Fizz, recreado en el Hotel Ritz por Frank Meier alrededor de 1925, donde se le dio el radio (proporciones) actual: una parte de jugo de naranja por una parte de champagne. Alfred Hitchcock fue un buen exponente de la mimosa, pues ayudó a la popularidad actual de esta bebida.

¿Por que mimosa? «. El origen de la palabra responde a las clasificaciones científicas que damos a la naturaleza: el arbusto o árbol perenne de hoja pinnada acacia dealbata, llamado también mimosa, arroja una floración cuyo color es simulado en el resultado de la bebida original. Quizá Frank Meier, o quién lo bautizó, era amante de la botánica; o tal vez buscó y buscó hasta encontrar un parecido y nos dio el término que hasta el día de hoy tenemos en el mundo de la coctelería.

ACACIA DEALBATAFotografía tomada del sitio web: Schededibotanica

Cuando queremos creer platillos o bebidas es importante la inspiración. Nosotros intentamos buscarla en los alrededores, recordando los Seguir leyendo

Agua de manzana, naranja agria y albahaca: la naturaleza de tu barrio

Por: Franco

¡ESTAS VIENDO Y NO VES! Esta expresión sonorense que siempre me da risa al escucharla, pero fue cuando pensábamos en una pequeña publicación sobre bebidas, que nuestros ojos se abrieron a la amplitud intrínseca y cultural de esta jerga que se dice en lo cotidiano.

A veces buscamos hacer y deshacer, ir en la caza de ingredientes exóticos para hacer que la cocina salga de su rutina del té y refresco. Queremos una receta que vimos en la televisión o quizá en esa página de internet con fotos surrealistas e hiperrealistas, olvidamos que a veces ya tenemos con qué jacer algo nuevo, y que incluso hay “pa’ tirar pa’rriba”.

Mi vecino tiene albahaca (el no sabe que yo le robo un poco) y en la cuadra hay azahares que tapizan la acera completa. En esos árboles se dan unas naranjas agrias que son facilmente distinguibles por cualquier hermosillense. Siempre las ignoramos como si no fueran comestibles, pero sus aceites todavía penetran el ambiente y nos permiten recordar la razón de que Hermosillo, alrededor de 1820, fue bautizada como «la ciudad de las naranjas y los azahares (circa 1882)».

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Hay una temporada del año en donde se encuentra una manzana muy especial, mi favorita, tiene como nombre Seguir leyendo

LOS COCHITOS SON PURO AMOR (Y LA ABUELA MÁS)

Por: Franco

La comida es cursi cuando el amor lo pide, este 14 de Febrero fue evidente, decenas de mensajes a los amigos cocineros para preguntarles que hacer, búsquedas en internet para darle algo diferente a él o a ella, pizzas en forma de corazón, pasteles en forma de corazón, chocolates en forma de corazón, tazas en forma de corazón y hasta corazones en forma de corazón saturaron los sentidos; una fecha de amor puede ir acompañada con globos y más, sin embargo, si no se come y se da de comer, no se ama y no se da amor.

Sin embargo, hay una comida que no importa si llueve, hace calor o me congelo en la tundra: ¡LOS COCHIS!, así es, de manera innegable en la lección de panadería patrocinada por Mari y Lolita, me di cuenta que la comida es un símbolo de unión, de compartir y de enseñar, una etapa de intercambio donde el enojo no se da y las pláticas son buenas sean de lo que sean, todo esto es cierto, ¿recuerdas a tu abuela haciendo tortillas o a tu mama haciendo Hot Cakes en la mañana?, querías aprender, así fue el amasado y el resultado, todo a través de un pan, pero si el pan tiene forma de cochi se vuelve aún mejor.

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Lo bonito de cocinar en pueblos es que la paciencia te enseña que la destreza se desarrolla a través de escuchar y aplicar el conocimiento, siempre y cuando sea TAL COMO LO DICE LA DOÑA O Seguir leyendo

EL SABOR Y SABER DEL AYER: CORICOS

Por: Franco

Si fuera fácil no seriamos quienes somos, si esto fuera sencillo me lo compro aquí y allá, y si algo fuera regalado pues para qué me esfuerzo. Invaluable en la alimentación y desafiante en la cocina es encontrar aquello que llene tu cuerpo y eleve tu sensación gustativa, que llene el alma. Incontables en estos días son las cantidades de productos que ya no elaboramos y que ahora compramos, desde elegir el elote ya jimado, hasta no cortar nuestras papas. ¿Es el tiempo y el espacio que ya no tenemos para cocinar? ¿Fue nuestra decisión o alguien más eligió por nosotros?

En mi plan alimenticio coexiste un balance que me invento día a día. Si me encuentro coricos se me olvida y si están muy buenos me olvido de las reglas. De tiempo atrás los conozco pero mi antojo de postre lo dominaba el jamoncillo. Hace dos años el corico se convirtió en mi postre, lo compraba en el centro, justo en los puestos que están en la parte exterior del mercado. Ahí donde Sonora vive en sus productos y y se activan memorias gracias a la comida. Nunca faltó quien, al ver la chucata en venta, recordara con nostalgia cuando jugaba en el mezquite.

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Yo pensaba que la receta de los coricos era un secreto, hasta que comencé a preguntar. Primero que nada se necesita Seguir leyendo

“La cocina es el arte de dar relieve a los sabores con otros sabores”: Chorizo, un ejemplo de nuestra cocina a través de la sencillez.

Por: Franco

La diversidad de cocinas en México es inconmesurable. Al centro-sur del país lo distingue la gran variedad de colores, sabores y aromas en su comida. Al norte lo caracteriza la honestidad de sus sabores, y la forma en que sabemos potenciar estos. En realidad Sonora también es rico en diversidad alimentaria (en nuestra introducción se menciona), sin embargo, es menor en comparativa con otras regiones del país. Además, si se toma en cuenta que una cocina popular sintetiza sólo unos cuantos alimentos de la cocina regional en su expresión culinaria (que dicho sea de paso habla de una construcción social del gusto), hay que descontar otros más. Así, el realce de sabores que intentamos lograr con cada ingrediente sonorense es fundamental, pues dedicamos nuestro tiempo a destacar solo unos pocos aromas, logrando que aquella mezcla de reducciones se convierta en una cualidad de nuestra tierra y de los tiempos que vivimos.

“La cocina es el arte de dar relieve a los sabores con otros sabores, pero si la materia prima es insulsa, no hay ningún condimento capaz de realzar un sabor que no existe”[1]. En una cocina sencilla no hay espacio para lo insulso. Por lo tanto, para nuestra cocina resulta sumamente importante cada etapa del sistema agroalimentario previo a la cocción, y cada chispa de creatividad al cocinar. Las recetas regionales y sus preparaciones son testigo de ello. Hay muchas preparaciones para honrar la sencillez sonorense, pero hoy es día de hacer chorizo.

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Por la cantidad que se produce, y por sus cualidades organolépticas, la producción cárnica en Sonora es un tema de interés económico y culinario en México. Al 2010, Sonora se establecía como el segundo Seguir leyendo